domingo, 12 de julio de 2009

Terapia Cráneo-Sacral en Bebes y Niños


Como dice Viola Frymann, una de las osteópatas europeas con más experiencia en el tranajo pediátrico, "sólo buscando en el pasado podemos empezar a comprender el presente, y desarrollar una estrategia para mejorar el futuro". Es decir, si pudiéramos ayudar a mejorar la salud de los recién nacidos y niños, estaríamos previniendo muchas alteraciones y enfermedades, que incluso sufrimos de adultos.

Hay muchos acontecimientos que pueden afectar el estado de salud de un niño, empezando por su concepción hasta uno de los momentos más duros y decisivos: EL NACIMIENTO. Diferentes "contratiempos" pueden hacer que un parto no sea todo lo natural y sencillo que se desearía: vuelta de cordón alrededor del cuello del bebé, sufrimiento fetal, rotura prematura de la bolsa, uso de fórceps o ventosa para la extracción del bebé, encaje prolongado del cráneo en el canal del parto, presentación del bebé en una posición distinta a la normal (de nalgas, con un brazo, etc...), parto por cesárea, que la epidural impida a la madre dirigir las contracciones, sensación de pánico intenso por parte de la madre y el bebé que lo percibe, etc...

A veces son niños que tardan en succionar para comer, que lloran inconsolablemente, excesivamente sensibles a cualquier estímulo, que vomitan o regurgitan la lecha, con estreñimiento y gases, que se arquean con fuerza hacia atrás al cogerlos o tumbarlos, que presentan asimetrías en la forma de su cabeza y/o en el movimiento de sus brazos y piernas, con tortícolos, dificultades respiratorias, etc...

Otras veces los síntomas aparecen cuando el niño empieza a ir al colegio: hiperactividad o síndrome de dificultad de atención, alteraciones visuales o auditivas, dificultades con la lecto-escritura, apararición de escoliosis y cifosis, dismetrías pélvicas, pies equino-varos, problemas de vías respiratorias, sinusitis y alergias, etc...

La terapia Cráneo-Sacral intentaría localizar las posibles alteraciones que están causando esos problemas en el niño y ahí se aplicarían las técnicas necesarias.

Por poner un ejemplo, imagínese un niño que al nacer, debido a una mala colocación dentro del útero o por las maniobras que se aplican para sacarle, presenta una compresión de la base craneal, es decir, en los tejidos que hay en la unión de la cabeza con el cuello. Este niño, si esa compresión no se regula por sí misma en unos días, puede presentar síntomas digestivos, respiratorios, tortícolis, dificultades para tragar, etc... ¿Por qué? Ahora podemos darle una explicación: los nervios encargados de esas partes de nuestro cuerpo salen del cráneo, justo por la base craneal y al estar la zona comprimida irrita esos nervios y aparecen los síntomas y complicaciones.

Entonces el terapeuta cráneo-sacral experimentado ayudaría a relajar esas estructuras, de forma suave y respetuosa; y cuando eso ocurre, el cuerpo puede funcionar en equilibrio y los síntomas desaparecen. Esto sólo es un ejemplo de lo que la TCS puede hacer en los niños, y en los adultos.


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